El improvisado analgésico de la depresión
- Jazmín Penagos
- 19 sept 2017
- 2 Min. de lectura
¿Es peor el remedio que la enfermedad?
Sabías que alrededor de 300 millones de personas en el mundo sufren de depresión y por lo tanto, hay una mayor carga mundial de morbilidad, según la OMS. Lo que quiere decir que para tu sorpresa, no eres el único.
Tu vida es una montaña llena de emociones que desgraciadamente es acechada por la presencia de situaciones negativas e inesperadas, de las que ni tú te salvas y cuyas consecuencias son la tristeza y depresión. Es por ello, que probablemente recurras a formas inimaginables para mitigar estos efectos, sin siquiera pensar que podrían causarte aún más daño como el reconocido refrán lo explica: “es peor el remedio que la enfermedad”.

Es desconcertante la idea de imaginarte a una persona comiendo jabón, tierra y en casos extraordinarios, hasta metal, pero es probable. Estos hábitos, a menudo peligrosos, son denominados adicciones. Pero calma, aquí no hablaremos de sustancias psicoactivas.
De esta manera, surge la pregunta del millón, ¿cuáles son sus causas? Para empezar, es importante considerar que a pesar de que se cree que es consecuencia de una enfermedad mental, en el peor de los casos, o una "maña", coloquialmente dicho, no es así.
De hecho, estudios de la revista News Medical Life Sciences, han revelado que se originan como resultado de situaciones casi traumáticas, como la pérdida de un ser querido o familiar, una enfermedad o sencillamente la depresión. Esto se reduce a un aspecto mayormente psicológico, pues, el impacto de esos sucesos genera sentimientos negativos que empujan a la necesidad de encontrar refugio y consolación, es bastante similar a una droga, dado que produce un efecto tranquilizante y relajante para alguien con problemas.
Sin embargo, te preguntarás ¿cómo es esto posible? Básicamente, si nos referimos al comportamiento del cuerpo, en especial internamente, podemos llegar a una respuesta. Existen múltiples hormonas con funciones diferentes, claro está, entre ellas la dopamina y serotonina; cuando esta pareja se eleva es capaz de contrarrestar los efectos de la depresión (al igual que al consumir chocolate) hasta mejorar el estado de ánimo, apetito y más.
Por lo tanto, hábitos como masticar vidrio, de alguna forma reemplazan el chocolate, es por este motivo que es casi imposible abandonarlas, ya que lentamente van tomando el control, puesto que a pesar de que todo tiene un límite, este puede ser sobrepasado, y es aquí cuando se convierte en una gran amenaza para la salud.
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